Venus se interpondrá el miércoles al alba entre la Tierra y el Sol (La Vanguardia)
A menos que tengan intención de seguir por aquí en el año 2117, el miércoles van a tener la segunda y última oportunidad de sus vidas de ver cómo Venus se interpone entre la Tierra y el Sol.
Para disfrutar del espectáculo astronómico van a tener que madrugar. Desde Catalunya, el tránsito de Venus sólo se verá durante poco más de media hora después de la salida del sol, que en Barcelona se producirá a las 6.18 horas. Lo ideal es buscar un lugar donde el horizonte este se encuentre despejado, por ejemplo a la orilla del mar o en un lugar elevado, para ver bien la salida del sol si no hay nubes. Incluso a esta hora tan temprana, los oftalmólogos advierten que no hay que mirar el sol sin una protección adecuada, ya que puede causar lesiones graves en los ojos (véase gráfico).
La mayoría de los ciudadanos preferirá obviamente quedarse en la cama que ir a ver la diminuta peca negra de Venus desplazándose lentamente sobre el disco del Sol. Pero para los aficionados a la astronomía será una ocasión de revivir un fenómeno poco frecuente que ha tenido una gran importancia en la historia de la ciencia. Y aunque en los últimos dos siglos el paso de Venus entre el Sol y la Tierra había quedado reducido a una mera curiosidad astronómica, en la última década ha recobrado interés científico con vistas a estudiar planetas de otras estrellas.
Los tránsitos planetarios -como llaman los astrónomos al paso de un planeta frente a una estrella- se han convertido en uno de los métodos más importantes para descubrir exoplanetas, explica Ignasi Ribas, investigador del Institut de Ciències de l’Espai (CSIC-IEEC). Si el brillo de una estrella se atenúa ligeramente y horas después vuelve a aumentar, significa que algún pequeño astro oscuro ha pasado ante la estrella. Analizando cómo cambia la radiación procedente de una estrella durante un tránsito planetario, los astrónomos esperan deducir en el futuro la composición de la atmósfera de los exoplanetas. Y, puestos a pensar a lo grande, esperan poder encontrar en alguna atmósfera una mezcla de gases que, como los de la Tierra, sólo puedan explicarse por la acción de seres vivos. Esperan descubrir vida extraterrestre, nada menos.
En este gran esquema es donde entra en juego el tránsito de Venus del miércoles. “La observación del tránsito puede dar pistas interesantes sobre cómo se observan las atmósferas planetarias cuando la luz de una estrella pasa a través suyo”, informa Ignasi Ribas, que trabaja precisamente en el estudio de atmósferas de exoplanetas. Aunque “las mediciones serán complicadas porque requieren una precisión enorme, se verá si podemos determinar los componentes de la atmósfera de Venus y su abundancia”.
Prueba del interés científico que tiene el tránsito de Venus es que numerosos telescopios terrestres y espaciales observarán el fenómeno, entre ellos el telescopio Hubble, la nave Solar Dynamics Observatory de la NASA y la Venus Express de la Agencia Espacial Europea.
El tránsito se iniciará poco después de la medianoche (hora española) y durará más de seis horas, informa Miquel Serra, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y administrador del Observatorio del Teide, que coordina el proyecto europeo Gloria de observación del fenómeno. En América del Norte y en Centroamérica, se podrá ver el inicio del tránsito el martes por la tarde antes de que se ponga el sol. En la mitad este de Asia y de Australia se podrá ver el tránsito completo a lo largo del miércoles. Y en el resto de Asia, este de África y gran parte de Europa se podrá ver la fase final del tránsito el miércoles por la mañana después de que salga el sol.
La conjunción astral ha sido poco generosa con España, donde la mitad del territorio no verá el tránsito en ningún momento y la otra mitad sólo lo podrá ver unos minutos y a una hora poco propicia.
Pero “es ahora o nunca”, destaca el IAC en un comunicado. Los tránsitos de Venus son fenómenos tan excepcionales que sólo se han producido en siete ocasiones desde la invención del telescopio. Por la peculiar relación entre las órbitas de Venus y de la Tierra alrededor del Sol, se producen a pares. Dos tránsitos consecutivos se producen con ocho años de diferencia y después hay que esperar más de un siglo hasta el tránsito siguiente.
El que se registró hace ocho años, el 8 de junio del 2004, fue el primero de la historia que se pudo observar con tecnologías electrónicas y telescopios informatizados. Pero los más importantes de todos fueron los de 1761 y 1769, que respondieron a una de las grandes preguntas científicas de la época: ¿qué tamaño tiene el sistema solar?
“Venus era la clave”, escribe Tony Phillips, editor del blog Science@NASA. El astrónomo escocés Edmund Halley, conocido sobre todo por el cometa al que dio nombre, había razonado en 1716 que la distancia de la Tierra al Sol se podía calcular durante los tránsitos de Venus. Y que, a partir de ahí, se podrían calcular las distancias a otros planetas y el tamaño del sistema solar, que era un enigma “equiparable a lo que son hoy día la materia oscura y la energía oscura”, afirma Phillips.
La idea de Halley era calcular cuánto tardaba Venus en cruzar el disco solar, medir el tránsito desde distintos puntos de la Tierra y deducir las distancias aplicando relaciones trigonométricas. Halley no llegó a ver el resultado de su gran idea. Cuando Venus volvió a pasar ante el Sol en 1761, hacía 19 años que había muerto. Pero en 1761 y sobre todo en 1769 se organizaron grandes expediciones científicas para observar el tránsito de Venus. Entre ellas, la del legendario capitán Cook, que fue a observar el fenómeno a Tahití.
Con los rudimentarios instrumentos del siglo XVIII, los científicos de la época erraron en unos tres millones de kilómetros al calcular la distancia de la Tierra al Sol. Para una distancia de 150 millones de kilómetros, el error fue sólo del 2%. Aquellas observaciones de Venus fueron “el programa Apollo del siglo XVIII”, según las ha descrito la web Space.com.
243 años -y cuatro tránsitos de Venus- más tarde, los objetivos son más modestos. Tras haberse establecido el tamaño del sistema solar, y haberse descubierto que la Vía Láctea es una galaxia entre muchas, una nueva observación de Venus ya no cambiará la visión del universo. Pero sigue siendo “un fenómeno astronómico interesante que nos puede ayudar en la investigación de los planetas extrasolares”, apunta Ignasi Ribas, que siguió el tránsito de Venus del 2004 desde el Montsec.
http://www.lavanguardia.com/ciencia/20120604/54302131282/transito-venus-directo.html”> Seguimiento del Transito de Venus – La Vanguardia
Transito de Venus (Re-transmisión Proyecto Gloria )